3 de marzo de 2011

El histérico

Este tipo de hombres es uno de los más complicados de tratar, y el más codiciado por las mujeres; pero cada día somos más las que nos quejamos de la histeria masculina y de lo dificultoso que es mantener algo estable con ellos. Si… nosotras también somos complicadas, ellos NO son los únicos.
El histérico es un individuo radicalmente inmaduro, ciclotímico, inestable emocionalmente y exagera all the time. Mentir es algo elemental dentro de la personalidad del histérico, no pueden vivir tranquilos sin recurrir al chamuyo, es parte de su naturaleza. Podría decirse que es imposible mantener una relación formal con un hombre de estas particularidades, debido a que su nivel de compromiso y seriedad en la relación frecuenta a ser nulo.
En la mayoría de los casos son ellos los que toman la iniciativa, se divierten seduciéndonos y brindándonos cumplidos, y cuando nosotras caemos rendidas a sus pies y logran detectar la menor señal de compromiso, se retiran de la misma forma y facilidad con la que entraron. Pero lo más efectivo es que en algún momento de nuestras vidas vuelven a aparecer, y precisamente ese día es cuando nos comenzamos a olvidar de ellos, dejamos de llamarlos y prestarles atención. Y ni te cuento si se enteraron que estamos conociendo a alguien o “enamorándonos” de otro, al instante los tenés en la puerta de tu casa encajándote excusas absurdas; a absurdo me refiero a algo de esta índole: “¡No sabés lo que me pasó! Recién recién leo tu mensaje, no te contesté el otro día (la semana pasada) porque me olvidé el celular en la casa de mi mejor amigo, y justo viajó a Calamuchita por una entrevista laboral todo el fin de semana”. Si hay algo que admiro de ellos es su amplio campo imaginativo y su habilidad por inventar estupideces, aunque sus mentiras no sean tan creíbles.
El desenvolvimiento de los hechos posteriores solo depende de nosotras: si les creemos, o no. 
Y muchas, como estúpidas que somos, decidimos seguir creyendo todas sus mentiras (o queremos creer) y volvemos a engancharnos con el histérico. Salimos un par de veces, hasta que la historia se repite otra vez… en el momento menos esperado desaparecen nuevamente. 
Son como el clima… no se puede hacer nada para cambiarlo; y aparecen, desaparecen y vuelven a aparecer como las nubes en un día nublado, así que salgan con paraguas... no sea cosa que se largue a llover.