30 de mayo de 2011

No a la piratería

A veces los hombres se parecen mucho a esas tías gordas que se llenan la boca de masitas y antes de terminarlas ya están mirando con cariño las empanaditas que acaban de aparecer. No les alcanza con tener un plato lleno de manjares, sino que siempre están mirando qué más hay para comer, como si fueran verdaderos barriles sin fondo, incapaces de disfrutar hasta estar satisfechas y… parar ahí.
¿Saben qué, chicos? Ser angurrientos y dar rienda suelta a la gula nunca da buenos resultados, y no me refiero a las panzitas blanditas, estoy hablando de perderse la oportunidad de saborear algo por estar pensando en todo lo demás.
Y a ustedes... ¿nunca les pasó de perderse de algo lindo por mirar demasiado a su alrededor y no concentrarse en lo que tenían?
Después de todo, el que mucho abarca, poco aprieta.